Murió una artista mujer, la rosarina Graciela Sacco, y se desató una marea que no se tiñó sólo de dolor y melancolía. Ese arrebato a la vida de una creadora en plena producción hasta sus últimos días hizo que se pusieran en palabras claras, firmes e impresas, y en tiempo record, el estado de habitar con malestar este mundo en estos días en el campo de las artes visuales. En 2014 en ocasión de su muestra “Nada está donde se cree” -que presentó en el Centro de Arte Contemporáneo de UNTREF- escribí para Las12: “Los últimos veinte años en la producción de la artista rosarina Graciela Sacco son producto de una pulseada, del estudio sostenido por mantener en un equilibrio vencedor sus preocupaciones sociales junto a la necesidad de crear un lenguaje, no sólo propio, sino también local en tiempos de globalización, sumando el atrevimiento siempre bienvenido de colocarse un poco más allá de la media en sus investigaciones en el trabajo con los materiales que aplica como soportes. Sacco imprim...
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