Soy R (42 años, CABA). Tengo formación universitaria y acceso a ayuda y asesoramiento. Sin embargo, que exista algún escape o solución, no hace que se evapore el problema. Toda la energía, el tiempo, el desgaste emocional que lleva buscar una solución a cada uno de los obstáculos que se sucedieron desde que me separé de mi ex, son también violencia. Vivimos juntos 9 años. Nuestra hija nació luego de 4 años de convivencia. Durante muchos años, vivimos mal. Nos llevábamos mal, discutíamos mucho, no nos hablábamos por temporadas… Durante mucho tiempo, las discusiones eran monólogos de él, hasta que yo empecé a responderle. Eso tornó las cosas más violentas, porque las discusiones eran tremendas. Nunca me pegó. Una vez, empezó a violarme. Dejé de resistir y desistió. Yo tenía miedo a separarme por imaginar las represalias. Mientras estuvimos juntos, nuestro acuerdo de convivencia era que yo trabajaba informalmente y pasaba más tiempo con nuestra hija. Eso me dejaba en situ...