Foto: Martina Bertolini Las secuelas de la violencia permanecen en el cuerpo, en la memoria, en la mente. “Él se peleó con mamá, yo escuché un ruido como un cuete y la vi a mamá en la cama acostada con mi hermanito –cuenta Valentino-. Papá, mamá tenía sangre en la cabeza. Papá, ¿adónde la llevaron los doctores, la van a curar?” El femicida Carlos Peralta mató a Belén Canestrari, la mamá de Valentino, y fue condenado a cadena perpetua. Carmen Rivera le escribe una carta a la entonces presidenta, Cristina Fernández: “Al descubrirle una doble vida la reacción del señor A.L. fue la violencia: me dio palizas durante cuatro meses desde el 3 de enero de este año 2014, hasta que escapé con lo puesto de mi domicilio a fines del mes de abril, al ver seriamente amenazada mi integridad física y psicológica. Y me fui a vivir a la casa de una amiga. Porque, señor, el señor A.L. me hubiera matado, seguramente, sin importarle que en el año 2012 sufrí un infarto muy grave”. ¿Por qué llora esa...
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