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Labio partido, por Ana Julia Di Lisio

Tuve muchas dudas en dar mi testimonio, pero me decidí porque pienso que puede ser un granito de arena más para poder avanzar en esta lucha. Nací mujer y primogénita en una familia italiana conservadora. Como eran los ’80, mis papás no supieron que iban a tener una nena hasta que nací y desilusioné a muchos familiares sólo al dar el primer respiro. Ni papá ni su familia pudieron superar el hecho de que yo no hubiera nacido hombre. “Tuviste una calabaza“, le decían mis abuelos a mi papá.             Cuando yo tenía cuatro años, mi papá me sacó de una reunión familiar colgando de mi brazo. No me acuerdo bien por qué, sí que me llevó zamarréandome hasta la barrera de Turdera. Fuimos hasta un lugar en donde no había nadie y, frente a las vías, ya en el piso, me pegó a escondidas de todos hasta que me partió el labio. Las escenas de mis papás discutiendo y las sillas volando para golpearse, eran frecuentes. Luego de esas batallas, se cenaba con toda normalidad y sin

Tres miradas sobre el asesinato de Belén Canestrari, por María Isabel Rodríguez Osado

Testimonio de su hermana Marcela Canestrari El miércoles 30 de abril de 2013, pasé por la casa de mi hermana para tomar unos mates, tranquilas, aprovechando a que él no estaba. Belén tenía 26 años, dos hijos, Valentino y Máximo. Vi llorar muchas veces a mi hermana. Él era muy celoso, no la dejaba que tuviera amigas o saliera, ella venía a vernos a escondidas cuando él no estaba. La llamaba a cada rato para saber qué estaba haciendo y dónde. Ella lo justificaba y nos decía: Viste como es de hincha. Esa última mañana que nos vimos, yo tenía rasguños en los brazos porque había podado unas plantas; Belén me preguntó: ¿se pelearon con Diego?, ¿te pegó? Le dije: ¿qué estás diciendo? Ese día no me quedé a comer en su casa como otras veces. Tal vez, si yo me hubiera quedado, me contaba algo, a lo mejor me preguntó eso para sacar el tema. Como dije, la pareja de Belén era muy celoso, pero nosotros nunca la vimos golpeada. Le pregunté si el jueves siguiente, que era 1 de Mayo, lo podía ll

Testimonio de Carmen Rivera

Apelo a una carta que nunca pude hacerle llegar a Cristina Fernández de Kirchner, por tratarse mi ex de un personaje público.  Por razones obvias —miedo de que me pase algo-- no utilizo mi nombre verdadero.  La carta está fechada a fines del año 2014, porque fue ese momento en que sucedió todo: Estimada señora Presidenta de la Nación Argentina: Soy la esposa legal, durante 35 años, de un asesor y encuestador kirchnerista, al que llamaré A.L. y me dirijo a Ud. porque por convicción personal (soy kirchnerista de la primera hora) no podría nunca enviar una carta de lectores al diario La Nación, por ejemplo, para “comidilla” de la oposición. Mi intención es que Usted, Presidenta, esté enterada de los hechos que voy a denunciar, pero no he encontrado vía que me garantice que esta carta llegue solo a sus manos. Ninguno/a de los/las funcionarios/as, periodistas, militantes, etc., a quienes  les pedí se la envíen, siquiera me respondieron. Y eso los/as más respetuosos/a