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“La violación es un acto de moralización por desacato a la Ley patriarcal”, Laura Segato

Con la experiencia de más de 20 años de investigación, la antropóloga argentina Rita Laura Segato realiza un perfil social de los violadores para ayudar a entender la escalada de violencia contra las mujeres en América Latina. “El violador no es un ser anómalo, raro. En él irrumpen valores que están en toda la sociedad. Él siente que está castigando a su víctima por algún comportamiento que entiende como un desvío, un desacato a una ley patriarcal. Para él, la violación es un acto de moralización”.


Con la experiencia de más de 20 años de investigación, la antropóloga argentina Rita Laura Segato realiza un perfil social de los violadores para ayudar a entender la escalada de violencia contra las mujeres en América Latina. “El violador no es un ser anómalo, raro. En él irrumpen valores que están en toda la sociedad. Él siente que está castigando a su víctima por algún comportamiento que entiende como un desvío, un desacato a una ley patriarcal. Para él, la violación es un acto de moralización”.

La antropóloga argentina Rita Laura Segato investiga desde hace más de dos décadas la violencia contra las mujeres; más precisamente, la violación. A principios de los ’90, Segato decidió realizar entrevistas en profundidad con violadores que se encontraban presos en la Cárcel de Brasilia. Aclarando que nada de lo que dijeran los perjudicaría o beneficiaría en los tribunales, la académica dialogó durante años con los abusadores sexuales para intentar comprender la finalidad de sus actos. Allí reflexionó que “la violencia misógina, homofóbica y transfóbica son formas de disciplinamiento que el patriarcado tiene hacia todos aquellos que desafían su mandato y su soberanía”.

En el marco del terrible femicidio de Micaela García, en Entre Ríos, el periodista Reynaldo Sietecase entrevistó a la especialista para ahondar nociones sobre esta escalada de violencia contra las mujeres.

“La violencia contra las mujeres es un síntoma del momento del mundo, no es solamente una relación entre hombres y mujeres, es un contexto que tiene que ver también con lo económico y lo político. Estamos en una época de dueñidad , donde existen figuras que son dueñas de la vida y la muerte; eso irrumpe en el inconsciente colectivo como un síntoma, en la manera en la que los hombres que obedecen a un mandato de masculinidad, de potencia, prueban su potencia mediante el cuerpo de las mujeres”, expuso al programa La inmensa minoría.

Segato precisó que si bien en todo el mundo existen problemas de género, se trata de un fenómeno presente sobre todo en el continente latinoamericano.



“Es un continente cada vez más controlado por formas de paraestatales de control social y de control de la vida, por formas no regidas por la ley. Eso expresa una vulnerabilidad extrema en la vida de las mujeres”, indicó.

¿Qué se debe hacer con un violador? Cambiar la Sociedad

Consultada respecto a cuál es la solución que frenaría este terrible fenómeno, Rita manifestó que es fundamental corregir el sentido común para que la sociedad comprenda qué papel tiene la violación y la masacre de las mujeres en el mundo contemporáneo.

La antropóloga remarcó que los macabros crímenes como los de Micaela y Lucía, son “ataques a la sociedad y a la vida, a través del cuerpo de la mujer”.
“La solución al problema no será la cárcel ni la castración química,
porque no es un hecho genital, es un hecho del poder,
y si no cambia la atmósfera de las sociedades en las que vivimos,
el problema no va a desaparecer”, remarcó una vez más.

Segato señaló que un sistema de justicia que piensa que la cárcel es la solución del problema de la violencia patriarcal “es un sistema de justicia absurdo”, ya que jamás se comprobó que la amenaza de sentencia cause comportamiento respecto a esta temática o lo modifique.

Estados Unidos, por ejemplo, es un país que tiene una de las penas más severas a violadores y aún así, es un país donde la incidencia de la violación es máxima.



Finalmente, criticó a la Justicia por encasillar este tipo de hechos en “crímenes sexuales” cuando en realidad se trata de “crímenes de poder” .

“Es un error hablar de crímenes sexuales. Son crímenes del poder, de la dominación, de la punición. El violador es el sujeto más moral de todos, que en el acto de la violación él está moralizando a la víctima”, explicó.
El violador, un sujeto moralista que actúa a favor de la Ley patriarcal

“El violador no es un ser anómalo, solitario, raro. En él irrumpen valores que están en toda la sociedad. Es el actor protagonista de una acción que es de toda la sociedad, una acción moralizadora de la mujer (…) Es un sujeto vulnerable que se rinde a un mandato de masculinidad que le exige un gesto extremo, aniquilador de otro ser para poder verse como un hombre, sentirse potente”, expuso Segato.

Según los registros de su trabajo de campo en la cárcel, el acto de la violación es un acto que atraviesa al violador y no es totalmente inteligible -ni siquiera para él- qué es lo que lo lleva a hacer eso.

“Es un acto de moralización. Él siente y afirma que está castigando a su víctima por algún comportamiento que entiende como un desvío, un desacato a una ley patriarcal . Es un castigador que no siente que actúa contra la ley, sino a favor de una ley moral”, señaló.



La investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de Brasil remarcó además que un violador nunca está solo, sino que está en un proceso de diálogo con sus modelos de masculinidad. Sus actos le demuestran algo a alguien que siempre es otro hombre.


Para la especialista entonces hay dos ejes en la relación de la violación: uno es el eje moralizador, castigador, punitivo, sobre la víctima; y el otro eje es el exhibicionismo del agresor frente a los otros hombres que le son significativos.

“La gran dificultad de la sociedad es comprender que la violación no es un acto utilitario, no es el robo de un servicio sexual . Hay violaciones a mujeres de 80 años. No es un acto erótico. No hay deseo sexual, sino deseo de dominación y poder. El interés del violador es la potencia y la exhibición de esa potencia frente a otros hombres para valer como hombre”, argumentó.

En este sentido, concluyó que el acto de la violación es un crimen expresivo que enuncia algo a otro, donde la libido está dirigida al poder, no al cuerpo de la víctima.

* Audio de entrevista “La inmensa minoría”, Radio Con Vos / Fotografía: Colectivo Manifiesto y Lucía Prieto.

Publicado en La tinta

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