"Por qué llora esa mujer” es un libro colectivo con
testimonios de mujeres víctimas de violencia machista. Circula a través de las
redes sociales y por recomendación de boca en boca. Entrevista a Ángela
Pradelli y Alejandra Correa, sus coordinadoras.
Foto:
Martina Bertolini
Especial para La Nueva Mañana
ENTREVISTA A
ÁNGELA PRADELLI Y ALEJANDRA CORREA
El título
del libro viene del eco de un poema de Susana Thénon (1935-1991) “Por qué grita
esa mujer”. En este caso, “Por qué llora esa mujer” se trata de un libro que
incluye testimonios de mujeres víctimas de violencia machista. Fue lanzado el
mes pasado y se difunde de boca en boca. Somos las mujeres quienes podemos
multiplicar los ecos de los testimonios de este libro que, una vez comenzada su
lectura, no se puede abandonar. Se teje una conexión directa entre la mujer que
da el testimonio y la mujer que lo lee. Es la distancia mínima entre dos
personas que se hacen fuertes compartiendo la intimidad de la palabra sanadora.
A la vez, avanzar en la lectura es difícil, porque con cada página que fluye,
con ella crecen también el dolor, la frustración, la impotencia. Llegar al
final del libro es a la vez inevitable y fortalecedor. De cierta manera es
acompañar a treinta y dos mujeres a lo largo de relatos que calan hondo,
interpelan lo que somos, lo que fuimos y ojalá también lo que seamos a partir
de esta lectura.
“Queremos
hacer de cada libro y de cada red social y de cada muro y cada periódico, un
conventillo, un espacio para rumorear y para gritar, para saber qué le pasa a
nuestras vecinas y decir qué nos pasa, para encontrar auxilio y complicidad,
para reirnos juntes, y para darnos la mano cada vez que algo nos da miedo”,
dice María Pía López en el prólogo del libro, “para no estar solas. Para que
otras no estén solas. Para que otres no lo estén”.
La Nueva
Mañana entrevistó a las escritoras Ángela Pradelli y Alejandra Correa quienes
coordinaron el proyecto para conocer cómo surgió el libro y cómo fue su proceso
de edición.
¿Qué las
movilizó a vos y a Ángela a editar el libro?
Alejandra:
Era octubre de 2016. Habían asesinado a Lucía Pérez, que tenía 16 años y la
colectiva Ni una menos convocó a una marcha que fue multitudinaria. Ese día,
Ángela escribió en su muro: ‘Algún día vamos a tener que escribir y darles voz
a estas mujeres’. Yo le comenté: “¿Por qué no lo hacemos?”. Armamos un grupo en
Facebook y lanzamos la propuesta inicial: una convocatoria abierta a través de
las redes, tanto para las mujeres que quisieran contar su experiencia como para
escritoras y escritores que pudieran tomar testimonios y escribirlos. Se
acercaron mujeres de distintas clases sociales y profesiones.
¿Cómo fue el
proceso de edición?
Alejandra:
En el libro hay testimonios de violaciones, de violencia física, obstétrica,
económica, de abusos jurídicos, de situaciones de maltrato, abuso infantil, y
también de familiares víctimas de femicidios; hay un espectro enorme de
situaciones donde la mujer está expuesta a distintos tipos de violencia, que
finalmente son una misma violencia. Muchas mujeres se acercaron con la idea de
dar testimonio, pero después no pudieron. La situación de dar testimonio es un
paso muy importante. Es decir en voz alta, contar, dejar que la palabra salga
del propio cuerpo y trascienda esa interioridad. Luego, ver ese testimonio
por escrito es otro momento, muy sanador porque lo que sucedió empieza a estar
en un afuera. Es el primer paso para decir: ‘No me define la violencia que
sufrí; solo es algo que me sucedió’.
Ángela:
Fueron tres años de trabajo muy intenso, y por momentos también muy difícil.
Ante cada femicidio, ante cada una de las mujeres que se sufren violencia
machista y patriarcal, una se pregunta qué hacer. Porque lo que el Estado está
haciendo no alcanza. Además hay muchas cosas que se hacen mal y eso es muy
grave. Mujeres a las que no les toman la denuncia en las comisarías, mujeres
que no son atendidas en los juzgados, muchas veces maltratadas. Por estos días
circula uno de los últimos audios de Fátima Acevedo, da escalofrío escucharla
adelantando su final. El Estado es responsable. Como sociedad, cada unx puede
aportar desde su lugar, haciendo lo que sabemos y podemos. Por eso nos
propusimos contar estas historias, escuchar a las mujeres y también a las
familias de las mujeres que fueron asesinadas. El libro está dedicado a dos
mujeres asesinadas. Belén Canestrari y Katherine Moscoso.
El libro
incluye fotografías de Martina Bertolini y Alejandra Correa para ilustrar los
testimonios y el trabajo de los escritores Alicia Plante, Cecilia Sorrentino,
Anabella Foscaldo, Oscar Marful, Inés Arteta, Silvana Aiudi, Sebastián La
Prezioso, Silvana Quintans, Hugo Paternoster, entre otros.
¿Cómo fue el
trabajo de los escritores que tomaban los testimonios?
Ángela:
Tomar testimonio es difícil porque hay que tomar el dolor en la palma de la
mano, comprenderlo y protegerlo de todas las agresiones sociales que hay frente
a la mujer que sufre. También es difícil escribir el testimonio, hay que estar
especialmente atentxs a que no aparezca la voz de quien escribe porque eso
borraría la voz de la mujer que da su testimonio. Nuestra intención es que al
leer, se oigan las voces de las mujeres.
¿Qué
posibilidades creó el grupo de Facebook del cual nace el libro?
Alejandra:
Pensamos el grupo de FB como un puente hacia el libro colectivo y una
plataforma cultural que, con el tiempo, ha sido un compendio de noticias sobre
femicidios, avances en torno a las luchas del feminismo, tanto en Argentina
como en Latinoamérica y el mundo. Vamos recopilando informaciones y
reuniéndolas en este espacio. Facebook nos permitió que el libro se hiciera a
la vista de todxs. Fuimos publicando los testimonios aisladamente, sin embargo,
ahora que decidimos armar el libro, la respuesta fue absolutamente diferente.
Porque el poner el libro a circular, con todos los testimonios reunidos, dio
una dimensión mucho mayor del trabajo realizado. Puede leerse esta polifonía,
donde las voces se potencian.
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